1958 Técnica mixta sobre papel 50 x 65 cm
Alberto Greco (Buenos Aires, 1931- Barcelona, 1965).
Comenzó sus estudios artísticos en los talleres de Cecilia Marcovich y Tomás Maldonado. Viajó a Europa en 1954 y poco tiempo después expuso por primera vez en la galería La Roue de París. En 1956 volvió a Buenos Aires donde pintó un mural para la Facultad de Derecho y expuso en la galería Antígona. En 1957 se instaló en Río de Janeiro y mostró sus obras en la Petit Galerie y al año siguiente, en el Museo de Arte Moderno de San Pablo. En 1959 integró el Movimiento Informalista Argentino, junto a Kenneth Kemble, Fernando Maza, Mario Pucciarelli y Luis Alberto Wells, entre otros. Este grupo participó de dos muestras una en la Galería Van Riel y en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori (esta última, organizada por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires). En 1961 realizó dos intervenciones clave de su carrera: en octubre, su exposición Las monjas, en la galería Pizarro; en noviembre, su primera intervención urbana: una pegatina en el centro porteño con las leyendas “¡Greco qué grande sos!” y “Greco: el pintor informalista más grande de América”. Dos años más tarde, en París, participó en la muestra Curatella Manes y 30 argentinos de la Nueva Generación organizada por Germaine Derbecq en la galería Creuze, donde presentó su primera obra de “arte vivo”. Publicó en italiano el “Manifesto Dito dell’Arte Vivo” y en enero de 1963, en el Teatro Laboratorio, junto a Carmelo Bene y Giusseppe Lenti, presentó Cristo 63. Se radicó en España, entre Madrid y Piedralavés, y comenzó a trabajar en su obra Gran manifiesto-rollo del arte-dito. En 1964, en un viaje a Buenos Aires, realizó en la galería Bonino Mi Madrid querido, espectáculo vivo-dito con la colaboración del bailarín español Antonio Gades. En el verano de 1965, en Ibiza, redactó su novela Besos Brujos. Viaja a Barcelona donde se suicidó el 12 de octubre, ingiriendo barbitúricos.