1959, Oleo Sobre Tela, 200 X 150 cm
Antonio Berni (Rosario, Prov. de Santa Fe, 1905 - Buenos Aires, 1981).
Comenzó sus estudios en Rosario y en 1925 obtuvo una beca que le permitió viajar a Europa y concurrir a los talleres de André Lhote y Othon Friesz. En París se puso en contacto con la pintura metafísica y con el surrealismo, además adhirió a la idea de la acción artística comprometida con la realidad política y social. En esta capital se relacionó con los artistas argentinos que allí se encontraban conocidos como “el grupo de París”. De regreso en Argentina en 1930 trabajó en pinturas y collages surrealistas que expuso en Buenos Aires en 1932. Al año siguiente tomó contacto el artista mexicano David Alfaro Siqueiros y con el concepto del mural como arte de proyección comunitaria. Es desde ese momento que comienza a trabajar composiciones de gran tamaño, que tratan a escala monumental los conflictos de las clases populares. En 1933 participó, con David Alfaro Siqueiros, Lino Enea Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Enrique Lázaro, en la realización del mural Ejercicio plástico, en la quinta de Natalio Botana, director del diario Crítica. Junto con otros artistas, en 1934 fundó la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas de Rosario, donde dirigió la escuela-taller. En 1943 obtuvo el Gran Premio de Honor del Salón Nacional y al año siguiente fundó junto a Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, el primer Taller de Arte Mural, con el que ejecutó en 1945 la decoración de la cúpula de las Galerías Pacífico. En los años 50 comenzó una serie dedicada a los pobladores más humildes del interior del país, sobre todo de Chaco y Santiago del Estero, ocupándose del fenómeno de las migraciones internas. En 1959 retomó el collage, técnica que empleó en dos ciclos de obras cuyos protagonistas fueron Juanito Laguna, el chico de la villa miseria y Ramona Montiel, la prostituta A lo largo de la década del 60, desarrolló grabados, xilo-collages-relieves y ensamblados con materiales de desecho. La elección de los materiales de desecho se volvió significativamente contextual. A partir de 1967, trabajó en ambientaciones multimedia dedicadas a su personaje Ramona Montiel y en los años 70 tomó recursos provenientes del hiperrealismo y del realismo fotográfico, sin abandonar por ello su inclinación al expresionismo. En este estilo y reflejando los cultos populares, realizó, en 1976, la ambientación dedicada a La difunta Correa. En 1979 fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes.